viernes, 18 de abril de 2014

Los límites de la vergüenza

La facilidad social para olvidar es asombrosa. La capacidad para identificar problemas ajenos que superan normalidades propias supera la hipocresía.
Hablemos claro: España, país europeo, mediterráneo, atlántico, CEE, OTAN, ONU, y todas las siglas que uno se pueda imaginar que, desengañémonos, no sirven más que para pagar una bonita sede en las mejores calles de las grandes ciudades. Pues eso, España, nuestra realidad, está cambiando.
Hemos llegado a un punto de no retorno. La política sigue en caída libre, la justicia se ve arrastrada, la economía se deprime mientras los lobos europeos se alimentan de nuestras heridas, la sanidad pública se difumina, la educación sigue suspendiendo...
Está muy de moda dar cifras macroeconómicas como estas:
PIB~ 1000 millones de euros
Deuda pública~ 950 millones de euros
Prima de riesgo~ 200 puntos básicos
Presupuesto 2014~ 460 millones de euros
Ingresos 2014~ 370 millones de euros
...paremos un momento, porque esto me chirría. Aquello que llevó al país a una crisis galopante, responsable de una tasa de paro que me da vergüenza escribir. El derroche y gastar por encima de las posibilidades era nuestro mayor pecado... y lo sigue siendo.
Ahora vamos un pasito más hacia el abismo, amordazando la justicia. Robar una barra de pan implica un año de cárcel, robar dos mil millones ochocientas cincuenta y seis mil treinta y seis barras implica un juicio retransmitido por la televisión con derecho a entrevistas retribuidas y una condena irrisoria e incumplida. Como esto no era suficiente, la nueva ley de justicia impide juzgar crímenes internacionales. Debemos cerrar los ojos ante aquello que no nos incumbe (no creo que usen estas palabras en la ley porque le interesa que nadie lo entienda)
Que es lo que nos queda... actuar individualmente para cambiar las cosas colectivamente.