martes, 19 de agosto de 2014

8 de Noviembre de 2012

La espalda me imploraba ponerme en pie, cada movimiento era un martirio y el sueño me evadía. Frustración tras frustración, cada vez mi error era más evidente: no debería ir a un lugar donde no quieren verme. Es así una dura realidad que debo asumir.
Con decisión, me fui. Dejé atrás incomodidades y salí por aquella puerta. Era muy simple, pero me gusta aprender por las malas.
Sentía el frío matinal que volvía a darme vida, respirando profundamente, caminando tranquilamente, reflexionando pausadamente.
Siempre hay algo de sentido en lo que sucede. Cualquier cosa que parezca el grave error de tu vida desembocará en el momento que cambie tu visión de las cosas. Es ese el momento que debes guardar, sentarte tranquilamente para ver pasar a la gente y tener una charla agradable. Descubrir nuevas formas de pensar, separar las apariencias y descubrir a Diana en una simple campesina ataviada con un paraguas.