sábado, 30 de marzo de 2013

Tengo principios

Puede que sea un título arriesgado en los tiempos que corren. Puede que me busque problemas o negocios con está afirmación. Puede que esté mintiendo para poder ser un personaje público respetado y aclamado. Puede quizás que lo crea realmente, e incluso que sea verdad.
Mi primer paso cada día no se produce hasta tener claro el principio de reciprocidad, ese que tanto nos insistieron nuestros padres: haz lo que te gustaría que te hiciesen. Simple y a la vez complicado, hace que entre en función la empatía, un curioso término que se confunde con la piedad y que hace que seamos débiles ante nuestros iguales.
Tambien me gusta pensar en el poder del individuo, la fuerza de lo pequeño. Podemos ser analíticos para llegar a encontrar átomos. En ellos radica la esencia de la materia, de lo que somos. Los cambios comienzan por uno mismo, es ese momento y solo en ese momento cuando puedes exigir el principio de reciprocidad.
Se de primera mano que estes dos pequeños principios pueden ser valorados positivamente, entonces donde radica el problema. Es muy sencillo, tener principios es caro y trabajoso.

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