Equivocarse puede ser cuestión de suerte o de oportunidad un número limitado de veces, lo que viene después es el error, eso que estás cometiendo muy a menudo.
Es muy fácil decir que da igual, que no tiene importancia... tu siempre se la das, al igual que tu apoyo, tu comprensión, tu vida... y no es suficiente.
Si lo piensas bien, aquel árbol que tanto te gusta, o aquel otro que tanto te gustaba hasta que te lo arrebataron de las manos, estaban retorcidos. Sus formas sinuosas te daban confianza y posibilidades, su naturalidad te mostraba simpatía. Y es que era el sufrimiento lo que se reflejaba en su estructura, todo aquello que se marcó en sus ramas debido a grandes traumas y fortalezas, debido a incidentes.
Quizás algún día crezcas como árbol.
Quizás algún día luzcas frondoso en la soledad de una gran pradera coloreada con flores.
Quizás tus raíces encuentren sustento y podrás volver a saborear ese agua que tanto añoras.
Quizás.
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