lunes, 22 de abril de 2013

En el tejado

Cualquier cosa vale para que te miren mal. De que les vale esa mirada?
Puedes ser una buena persona y estar en la ventana del último piso de un edificio de cinco plantas, con los pies colgando, con el ordenador en las rodillas tratando de escribir algo que valga la pena enseñar. Tratando de explicar la belleza de un cielo en la antesala del crepúsculo que intenta ocultar la luna tras una fina capa de vapor de agua descolorida por los coletazos del gran astro.
Nadie se paró a pensar que estés esperando que llegue ese gato magullado que vaga entre los tejados para compartir una mirada, un ánimo, un lamento, alimento...
Nadie se paró a pensar que estés esperando tus alas para echarte a volar.
Nadie se paró a pensar, porque si lo hubiesen hecho se darían cuenta que podrías tener una conversación interesante que le aportaría más beneficios que esa mirada insensible sin sentido.
Nadie se paró a pensar que el último recuerdo tuyo podría ser una mala mirada en vez de una sonrisa.

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