martes, 16 de abril de 2013

Un solo gesto puede ser tan expresivo. Un cruce de miradas tímidas que se niegan a creer lo que pasa. Una reacción eléctrica se produce en el aire, en el punto intermedio de sus almas.
Duele. La frontera entre el placer y el dolor non existe, en esa zona de nadie cada individuo decide si dolerse o deleitarse Es ahí donde radican los gestos, la aceptación de aquello inexplicable que nuestros cuerpos demuestran con incomodidad, asombro, inestabilidad, sensibilidad...

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