Una persona sin palabra no tiene respeto hacia sus semejantes. Tus valores muestran tu grado de sociabilidad, tus posibilidades de aceptar y valorar otras personas diferentes a ti.
Por mucho que identifiques y critiques defectos ajenos, lo único que puedes modificar es tu comportamiento, tu actitud y tu disposición. Si ellos se equivocan en facetas donde tu también pecas, deberás sellar tus labios y morirte de rabia al saber que ellos sienten lo mismo contigo.
La impuntualidad es reflejo del egoísmo. Saber escuchar debería ser obligatorio.
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