jueves, 25 de abril de 2013

Errores

Me enfado.
Entro en un estado de tensión interna y activo totalmente mi mente para que pueda controlar mi cuerpo.
Me enfado muchísimo cuando me equivoco, cuando no sigo mi instinto. Todo se oscurece y mi mente se nubla, aparece ese perturbado original y pretende controlarlo todo y hacerlo más fácil.
Me enfado de manera inmisericorde cuando sigo recomendaciones que se ciertamente que son erróneas, me siento débil, me frustra no controlar mi destino.
Me enfado hasta límites que ni la persona que más me conoce en el mundo creería. No soporto esa sensación de derrota, de estupidez.
Me indigno conmigo mismo y no quiero saber de nadie, me encierro en mi odio para escarmentar de todos los pecados cometidos, por todas las veces que la boca se abre para decir estupideces, por todas las decisiones externas.
Me siento tan mal que el odio me ciega y me atrae hacia temores insospechados en la más recóndita soledad de mi alma.
Y todo esto bañado con una fina capa de delicadeza y tranquilidad que hace pasar inadvertidos todos mis temores hacia mi propia personificación de pensamientos compactos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario