viernes, 19 de abril de 2013

Tenía las pupilas dilatadas por el éxtasis de la euforia que le otorgaba el momento idílico que estaba viviendo,era una oportunidad,...¡era su momento!
Arrastraba tras si la agonía de un pasado carrasqueño y de meras fechorías. 
No quería pagar por todos sus delitos, quería saborear el elixir de la libertad.
Pero estaba entrecortada, dinamitando entre lo moral y lo terrenal.
Pero el optimismo se impuso y en ella imperó un egoísmo generoso que le doto de una fuerza sobrenatural, repostó en la ladera del sendero que le conducía al destino elegido.
Una vez concluido en la metal final Doña Conciencia y Don Remordimiento la esperaban para procurarle la paz...
Durante tiempo estuvo ahí postrada, no lo recuerdo aún, cuanto tiempo pudo llegar a estar....
Lo único que puedo confirmar es que un día decidió acabar con todo, ahora está muerta... y quien sabe si allí encontró la calma. 


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